Cómo me enamoré de los libros
Cómo me enamoré de los libros
¡Que cómo me enamoré?
Por el gusto de la primera vez
Porque estaba velado, cerrado… como prohibido
Yo quería sentirlo abierto, comprensivo… vivo
Y entre mis tibias manos acariciar su tez.
Soy un pájaro raro
Especie en peligro de extinción
Pues no me llamaba la atención
El fútbol, la tele ni la radio.
Quería estar al amparo
De los relatos de ciencia ficción
Cuentos, relatos, poesía eran y son mi obsesión
Mi credo, Mi norte, mi guía… mi faro.
Estaba solo en casa
Listo para la operación “transgresión”
Por acudir a tan noble pasión
Pero la repisa era muy alta
Y como la primera vez que con miedo e incertidumbre viene el roce de manos, labios, humedad, el inesperado beso, la lumbre, así, una tarde de verano, solo por Dios quién sabe la gracia o motivo me encontré con mi primer libro, pero no aquel que en la escuela es obligatorio leer, porque vaya usted a saber por qué extraña razón en tales circunstancias junto a la desidia, irreverencia o magia aparece de pronto el desobligo, aunque con ello viniera la nota baja y el correspondiente castigo, por aquella cerrazón dejaba siempre a la deriva el Everest de La Odisea, el Aconcagua de La Ilíada, sinceramente me parecían cimas muy altas, gélidas, solitarias.
Yo sinceramente quería la adecuada lectura para mi nimia y escolar estatura, un autor que pluma e imaginación en mano, desaparezca paredes, corredor, casa, ciudad, que atomice todo a mi alrededor, algo a lo cual ya le había hechado el ojo y se encontraba en paciente espera en una desvencijada estantería de la casa que mi padre arrendaba.
El ambiente para tal aventura era inmejorable; sólo, la casona grande, algo lúgubre y sombría, tanto que prometía y aseguraba tormenta al fondo del corredor, donde tronaban truenos y refulgían rayos en mi imaginación, con unos sugerentes títulos que clamaban por mi atención. Entré en la biblioteca con el corazón en la mano, y las obras de una nutrida colección invitaban desde susaparentes y yertos lomos a descubrir tesoros, aventuras, leyendas, viajes inimaginables para vivir una historia incierta e indecizo deshojaba un: ¿lo tomo o no lo tomo?.
Y para no arrepentirme preguntándome ¿Y si lo hubiera tomado? Me subí en un banco para frente a frente escoger qué era exactamente lo que quería leer, así fue como arranqué de sus filas no uno, dos ni tres, sino “Cinco semanas en globo”, y para disipar las dudas descubrí “De la Tierra a la luna”, y ya como quien no quiere la cosa leí “Laisla misteriosa”, y como en un aleph más allá de tiempo y espacio cómodo y despacio me puse ahí no más a leer “Un Capitán de quince años”, con viento en popa y un aire deliciosamente salino me aventuré y sumergí en “Veinte mil leguas de viaje submarino” para luego llevar secretos mensajes junto a Miguel Strogoff”, así fue como Julio Verne me enseñó un infinito horizonte y aunque mucho de lo dicho no existiera como idea en la sociedad de esa era,había que abrir prólogos, notas de portada o contraportada y con el velamen dispuesto a partir con rumbo incierto dejarse llevar por el viento de la imaginación para remontar todoobstáculo y frustración a través de la magia de la lectura.
Y aunque seguía sin alcanzar otros tomos de la estantería, daba por bien iniciada mi travesía en el mágico mundo de la tinta y el papel, así fue como perdidamente me enamoré del libro impreso, sin embargo, cuando perdí la vista no quice perder la pista a amigo tan fiel, y así fue como me aproximé al libro al tacto, una miríada de puntos que igual describían con lujo de detalles en elinigualable Braille, hasta que finalmente nuevas tecnologías abrieron un nuevo canal, una promesa, la vía del libro hablado del cual no se lo cuenten a nadie, sigo perdidamente enamorado.
El Viejo Aviador
Compartir en redes sociales
Esta página ha sido visitada 206 veces.
